martes, 14 de septiembre de 2010

Helado Corazón XXXII

OMG ! Cuanto tiempo pasó desde que actualicé la última vez !! T.T

Lo siento, lo siento... x1000000

Bueno, pues... leed, comentad y... MUCHAS GRACIAS POR TODO ! ^^

Saludos //*

XXXII

“De la noche de los tiempos de tu oscuridad,
he regresado a buscar un don para la humanidad…”

Volvimos a casa al atardecer. Michelle e Ian ya habían solucionado sus “problemas” y ya estaban como siempre. Nos encontramos las habitaciones vacías…

-¿Y Nat y Eric? -preguntó Maia, sentándose en el sofá después de mirar de reojo a donde estaban ellos antes-.

-A saber qué estarán haciendo… -contestó Michelle irónicamente con una pequeña risa. Se apoyó en el reposa-brazos de otro de los sofás-.

-Eh, no seáis mal pensados… -dije dando un pequeño salto para sentarme encima del respaldo del sofá donde estaba Maia- A lo mejor… ¿están discutiendo?

-¿Y por qué se han ido? –preguntó Ian levantando la ceja y sonriendo de lado. Se sentó en el sofá donde estaba Michelle y le dio con el codo para que cayese hacia su lado. Ella le contestó mirando mal… pero sólo aguantó dos segundos; se sonrieron y fue a sentarse a su lado-.

-Qué cruz… -dijo Maia mirando hacia ellos de reojo. Nos reímos las dos-.

Oímos el sonido de la puerta al abrirse y nos giramos todos rápidamente. Eric y Nat entraron de la mano y riéndose, eliminando toda tristeza anterior.

-Vaya… -empezó a decir Michelle, girándose hacia delante y soltando alguna risilla- Ahora la gente aquí se volvió bipolar…

-¿Y vosotros así? –pregunté cuando cesaron las risas-.

-Nada, que… lo hemos arreglado. –contestó Nat sonriente, andando delante de Eric mientras iba hacia el sofá libre, todavía de su mano-.

-Yo diría… más que arreglado. –dijo Eric pasándole el brazo por el hombro a la vez que sonreían-.

-Ay, dios… -respondí mientras Maia y yo nos poníamos la mano en la cara, en gesto de resignación- Tenemos que empezar a irnos de casa cuando pasen estas cosas…

La habitación estalló en risas durante unos pocos segundos. Al poco, como por instinto, todos giramos la cabeza hacia nuestra derecha. Comenzamos a oír un sonido… extraño, nunca escuchado por los vampiros nuevos –como Nat, Eric y yo-. Semejaba… un tractor o cualquier otra máquina arrolladora, rompiendo un montón de árboles por segundo. Luego, agudicé más el oído y me percaté de que no era ni una máquina, ni se estaban destruyendo árboles. El sonido llegaba cada vez más deprisa. Nos levantamos rápidamente y fuimos a las ventanas más cercanas. No se veía absolutamente nada salvo maleza y bosque. Nos giramos de nuevo al centro del salón…

-¡¿Monique?! –gritamos casi todos a la vez. Ian se volvió a sentar en el sofá, ignorando por completo la presencia de su hermana. Ésta se dio cuenta y lo miró de reojo-.

-Tranquilo, Ian. No vengo para que “su majestad” me pida perdón, ni mucho menos. –se sentó a la mesa, haciéndonos un gesto para que nos sentásemos también. Suspiró y puso las manos sobre la mesa- Nos han encontrado. No sé cuándo ni cómo lo han hecho, pero así es.

-¡¿Quiénes?! –gritamos Nat y yo al mismo tiempo mientras los demás reflejaban en sus rostros la sorpresa y el miedo-.

-Los que nos persiguieron por estar en su territorio. –dijo Maia levantándose, cruzándose de brazos y mirando al suelo. Monique asintió-.

-Así es. La mayoría de nosotros ya los conocemos, -miró hacia Michelle, Maia e Ian. Luego a Eric, Nat y a mí- pero tendremos que prepararos a vosotros tres.

-Lo más importante es que estéis al tanto de sus dones. –comenzó a decir Michelle. Miró a su izquierda- ¿Maia? –se giró de repente con los ojos muy abiertos- Mejor cuéntaselo tú. Conoces mejor sus dones y cómo funcionan. –asintió una vez-.

-Sus poderes son muy distintos, peligrosos; pero también tienen puntos débiles que no esperan que sepamos. –apoyó la espalda y el pie en la pared, algo encogida- Isabell. La reconoceréis por el color de sus ojos: violetas. –continuó hablando entre frases de confusión- Su don es muy poco común, y bastante parecido al de Michelle. Crea hielo con sus propias manos y puede congelar cosas. Uno de sus defectos es que no puede congelar a vampiros, sólo a humanos. En el ataque, es bastante peligrosa; pero su punto débil es la defensa. –nos sentimos un poco más seguros que antes. Continuó- Ariana. Valga la redundancia, su color de ojos es azul hielo. –de nuevo comenzamos a preguntarnos el por qué de aquel color distinto al nuestro- Se transforma en animales, conservando sus características como vampiro. El defecto es que sólo abarca desde el tamaño de un ratón hasta el de un caballo. –volvimos a romper en conversaciones más animadas y aliviadas. Maia levantó la ceja- No os engañéis. Si trabaja bien ese don podría llegar a transformarse en cualquier persona vista anteriormente. –se acercó a sentarse y cruzó los brazos sobre la mesa- Otro dato es que si muere mientras está con apariencia animal, vuelve a su apariencia vampira y no puede volver a usar a aquel animal hasta que se cumpla el “periodo de gestación” de dicho animal. Por ejemplo, de león tardaría… unos 3 meses. –puso sus dedos en las sienes y se concentró en recordar durante un par de segundos- Su ataque no es muy fuerte, pero puede aguantar horas como defensa.

-Había otro más. –continuó Monique, que había estado muy concentrada en escuchar a Maia- ¿Sabes algo de él?

-Nada de nada. –contestó ella, negando con la cabeza- Sólo lo visteis Ian y tú… ¿Os fijasteis en si hizo algo… fuera de lo normal en un vampiro? –negaron con la cabeza-.

-Apenas lo vimos, Maia. –respondió Ian levantándose del sofá y apoyándose de pie contra él- Nos dimos cuenta de que había alguien nuevo casi al final de nuestra huida. Yo ni siquiera lo vi de refilón.

-Yo sí. –dijo Monique, mirando hacia la nada. Se volvió hacia nosotros- Pero, si tiene don, no lo mostró.

-No importa. –continuó Michelle. Eric, Nat y yo seguimos prestando atención-. En una hora más o menos tendremos que salir de caza. Nos pasaremos toda la madrugada practicando. –se giró hacia nosotros- Lleváis unas décadas de retraso con respecto a nosotros, así que tendréis que aprender a luchar y luego, coger experiencia. –asentimos-.

-También tendremos que desarrollar los dones que nos puedan servir de algo, ¿no? –preguntó Nat con curiosidad-.

-También. –respondió Monique. Se giró hacia ella- Te puede servir de bastante si logras desarrollarlo como para ocultar también el olor de más gente, no solo el tuyo. -miró a los demás- Tendremos que decidir cuáles nos pueden servir de algo y cuáles no, pero la prioridad son las habilidades de lucha.

Asentimos y nos pusimos cada uno a lo nuestro. Cogí una silla y la puse al lado de la ventana más lejana a la mesa. Abrí las cortinas y me senté, observando el cielo plagado de estrellas. No deseaba cruzar palabra con nadie de mi familia, aunque siempre me lo pasaba muy bien con ellos. Apoyé mis brazos cruzados en el alféizar de la ventana. Me sentía cansada y con el presentimiento de que todo esto acabaría mal.

-¿Ailin? –me giré y vi a Nat acercarse. Se agachó para ponerse a mi altura- ¿Te pasa algo?

-No, no… -contesté rápidamente y me levanté- Sólo miraba un poco el cielo.

-Humm… -se encogió de hombros- Como quieras, pero nos vamos a ir en un rato.

-Ya, ya lo sé. –respondí, volviendo a poner la silla en su sitio-.

Se alejó pensando que probablemente no sería nada y se sentó junto a Eric. Me senté encima de la mesa con las piernas encogidas y esperé a que, simplemente, pasase el tiempo.

[...]