lunes, 30 de agosto de 2010

Helado Corazón XXXI

Sí... señoras y señores!! Ya llegué al capítulo 31!! Como pasa el tiempo... xD Muchísimas gracias a tod@s por apoyarme, animarme y... ¿amenazarme? ¬¬ xP Y, por supuesto, un gracias especial a Noe (Nat)... por darme diálogos, ideas y, sobre todo, ayudarme cuando me atasco :D

Gracias //*

P.D: La mayoría de los diálogos de Nat y Eric son creados por Noe... ¿obvio, no? xD

P.D.2: Había escrito mucho más en lo del principio, pero se me borró, así que... xD

XXXI

“Cuando un sueño se te muera
o entre en coma una ilusión,
no lo entierres ni lo llores, resucítalo...”

[Eric…]

Recuerda, Eric, lo haces por ellos… no le digas la verdad. Un soplo de aire me despertó de mis pensamientos. Vi a un trozo de papel caer de la mesa mientras la puerta se cerraba.

-“Será de Nat…” –pensé mientras me acercaba a aquella hoja arrancada de una libreta-.

Era de ella… para mí:

“No entiendo que te pasa ni porqué no me lo quieres contar. Pero estoy harta… Primero, cuando me conociste y te dijo Michelle que me gustabas, te pareció bien…; luego, te enfadaste porque sí antes de mi cumpleaños; después me besas, y cuando estamos genial, vas y te pones peor que nunca conmigo… Creo que no me merezco que me trates así, y aún encima intento ser comprensiva y ayudarte y me ignoras. ¡Ya vale! Si te dignas a hablarme, ya sabes lo que hacer… no usaré mi don.”

Vale… la he cagado. Pero si eso va a ayudarles y a facilitarme las cosas… Pero tampoco quiero que se enfade conmigo… Lo mejor será que vaya a hablar con ella…

Seguí su olor hasta un campo vacío… o casi. Nat estaba en el medio, sentada, abrazándose a las piernas y con la cabeza apoyada en ellas.

-Hola… -dije, intentando facilitar el diálogo-.

-No te entiendo, de verdad… -contestó, sin ni siquiera mirarme-.

-Verás… está claro que me pasa algo, y es que… cuando vosotros trazasteis un plan, yo hice uno por libre.

-¿Y es…? –preguntó girándose hacia mí, pero mirando al suelo-.

-Pues… pensé en irme.

-¡¿Cómo que irte?! –gritó antes de levantarse rápidamente- Pero… ¡¿A dónde?! ¡¿Sino me hubiese enfadado contigo no me dirías nada?!

-Verás… es que sería más difícil para mí decíroslo, porque yo tampoco quiero irme, así que, para que no me costase tanto, bueno… pues… intenté que te enfadases conmigo.

-Pero… ¡¿No te das cuenta de que aunque estuviese enfadada contigo no te dejaría ir?!

Tenía razón. La verdad es que no había pensado demasiado en los “inconvenientes”, como Nat. Se quedó mirándome esperando una respuesta.

-Aunque no quieras, no podrás evitar que me marche.

-¿Serías capaz de irte y dejarnos aquí sin ni siquiera decirnos adiós? –esta vez sí me miraba a los ojos-.

-No es una idea que me agrade mucho… pero me parece lo mejor. ¡En realidad lo que estoy haciendo es protegeros!

-¡¿Y tu manera de protegernos es marchándote?! Cuando pasen un par de años, ya estará todo solucionado. Si nos encontrasen por alguna casualidad mientras estamos andando por el bosque, diríamos que somos campistas, como muchos de los alrededores.

Además, si no nos encuentran en cuanto acaben la búsqueda por este bosque, que solo les llevara un mes o dos, empezarán a buscar en otras partes. Y sabes de sobra que si te detienen y no quieres escaparte, yo lo intentaría…

-Lo sé, lo sé… Pero no quiero ponerte en peligro… ni a ti ni a nadie de nuestra familia.

-Pero, ¡ya has oído a Michelle! ¡Ahora estamos juntos para lo bueno y para lo malo!

-¡No quiero haceros pagar por algo que he hecho yo solo!

-¡No lo has hecho tú! ¡Han sido otros vampiros de ahí fuera!

-¡Pero he escapado de la cárcel! ¡Eso ya es un delito!

-¡No escapaste tú! ¡Te sacamos nosotras! ¡Y por mi culpa!

-¡Pero me buscan sólo a mí! ¡Tengo que irme!

-¡No quiero perderte!

El silencio apareció durante unos segundos en aquel campo. En mi cabeza comenzaron a rondar un montón de contradicciones: “¡Quédate con ella!”, “¡Si me quedo estarán todos en peligro, incluida Nat!”, “¡Ellos te dijeron que no les importaba!”, “¡Pero seguro que les importa!”… En ese instante me volví a mirarla. Volvía a tener la mirada baja, esperando mi respuesta.

-Me quedaré… -dije, rápidamente. Volvió a mirarme- Pero si las cosas se empeoran… me lo plantearé; pero esta vez, teniéndote en cuenta.

En un movimiento que no pude percibir, apareció a mi lado y me abrazó. Luego, volvió a alejarse un paso.

-Y… aquella vez en mi cumpleaños, cuando me llamaste para hablar a solas, ¿Por qué te enfadaste?

Me empecé a reír, divertido. Parece que actúo demasiado bien…

-Ah, me alegra divertirte. –contestó con una sonrisa- ¡No te puedes imaginar lo mal que lo pasé!

-Lo siento -no pude evitar soltar una carcajada- Eso no era más que una “distracción”. Es que no sabía con qué entretenerte… se acordaron en el último minuto y tenían que prepararlo todo. –le dije riéndome-.

-No vuelvas a estar como hace unos días, ¿vale? –dijo, volviéndose más seria- Si te pasa algo, dímelo, lo entenderé y te podré ayudar.

-Te lo prometo…

No creí que hubiese que decir nada más. Me incliné y la besé. Buen final para una discusión.

. . .

-Están… ¿juntos? –dijo Ariana en un tono muy bajo y casi imperceptible a sus compañeros, escondida entre la maleza de los alrededores de aquel campo-.

-¿No lo estás viendo? –preguntó retóricamente una voz con acento ruso-.

-Vale… tenemos que empezar a planear mejor. –contestó Leonard mientras comenzaba a correr hacia el Sur, dejando su inconfundible “marca” junto a ellas-.

-Tiene que parar de dejar su sombra tirada por ahí… -dijo Isabell poniendo los ojos en blanco, en un tono más alto según se alejaban de Eric y Nat-.

Llegaron hasta la sombra de un gran árbol situado muy al Sur de su posición anterior.

-Entonces… está claro a quienes tenemos que separar primero, ¿no? –Ariana se sentó apoyada en el tronco, mirando a sus compañeros-.

-Aquella vampira me recuerda a alguien… -empezó a decir Leonard mientras se sentaba enfrente de ellas dos-.

-Bah, serán cosas tuyas… -contestó Isabell sin darle la menor importancia. Cambió de tema al segundo- Hay que ir a por uno de ellos dos.

-A mí no me importaría “secuestrar” al chico… -dijo Ariana sonriente, a lo que le siguió un suspiro-.

-¡Ya sé quien es la chica rubia! -gritó Leonard quitando las manos de su cara, que había puesto hace unos segundos-.

-¿La conoces? -le preguntaron sus compañeras a la vez-.

-La transformé yo… -empezó a responder mientras se le desviaba la mirada hacia el suelo- A ella y a otra, también. No sé si estará también en el grupo que buscamos… -pensó mejor durante un par de segundos- Aunque, espero que no… son las “elegidas”.

-¡¿Qué?! -gritaron Isabell y Ariana, poniéndose en pie-.

-¡¿Por qué las transformaste?! -continuó Isabell, cada vez más furiosa-.

-¡En aquel momento seguía siendo bueno! -contestó, levantando la mirada y frunciendo el ceño- ¿Os tengo que recordar que vuestras “historias” fueron lo que me pusieron de vuestro lado?

-No, gracias. -dijeron a la vez, con una sonrisa sarcástica-.

-La cuestión es que… noté que tenían una “conexión especial” pero también muy débil siendo humanas, así que… las transformé. Y resultaron ser ellas.

-Vale, eso ahora no importa. -le cortó Isabell- Tenemos que ir a por la vampiresa rubia, para separarla de su pareja y de la otra elegida, ¿entendido?

Asintieron y comenzaron a planear su estrategia. Se sentían seguros, imparables, sin enemigo alguno. Creían que sus dones no tenían rival. Lo único que ignoraban era que alguien acechaba entre la maleza.

[...]

domingo, 22 de agosto de 2010

Helado Corazón XXX

HOLA ! (: Siento la tardanza en escribir, bla, bla ,bla.. xD Y.. led, comentad, muchas gracias por seguirlo y ayudarme cuando me atasco ¬¬ xDD

(LL. //*

XXX

“Se despertó a medianoche a mirar
si el reflejo del agua podía encontrar
aquella risa que un día mudó
y, por segunda piel, de soledad se vistió…”

Jueves, 23 de Septiembre de 2010 – 11:42 A.M.

“Llevamos unos… tres días encerrados en casa por el simple hecho de que la mayoría no quieren salir, salvo para vigilar los alrededores. Si Nat estuviese bien, ya habría propuesto un montón de cosas que hacer, pero sigue afectada por lo de Eric. Michelle está bastante decepcionada con Ian y él, intenta arreglarlo como si no pasase nada; como ayer que se acercó a darle un abrazo normalmente y ésta, lo esquivó.

Hay muchísima tensión en el ambiente. Pasamos horas y horas sin decir nada salvo en los turnos de cambio de vigilancia.

La única persona con la que hablo es con Nat, cuando estamos por los alrededores, comentando la situación de la familia Dilla.”

El sonido de mis pasos hacia el armario fue lo único que se oyó durante bastante tiempo. Volví de nuevo a sentarme en la mesa. Miré a mi alrededor: Nat estaba haciendo garabatos en un cuaderno, con expresión aburrida y algo triste; Eric seguía junto a la ventana, ausente; e Ian, simplemente se tumbó en el sofá, fingiendo que dormía. Al poco, llegaron Maia y Michelle de su turno de vigilancia.

-Hola. –dijo Maia en cuanto entraron, con expresión neutra-.

-No hace falta que vayáis tú y Nat ahora… no parece que vayan a venir. -empezó a decir Michelle- Podríamos… ir al lago un rato. ¿Os parece bien?

Nat miró hacia Eric, que seguía sin hacer caso.

-Id vosotros. –respondió mientras volvía a mirar a su libreta- Yo… prefiero quedarme.

-Vale, como quieras… -le dije mientras me levantaba e iba hacia la puerta-.

Dejamos a Eric y a Nat y nos fuimos. No hablamos hasta llegar al lago.

-¿Le pasa algo a Eric? –preguntó Maia mientras se sentaba en la orilla-.

-Nat cree que sí… por eso se ha quedado. –contesté mientras me apoyaba de rodillas a su lado-.

-Estará disgustado por lo de su búsqueda, ponernos en peligro… –dijo Michelle mirando al agua, distraída-.

-Lo siento. –soltó Ian de golpe mirando a Michelle, que se giró de repente-.

-¿Qué? -preguntó, confusa- ¿Por qué?

-Después de lo que le dije a Eric… me he dado cuenta de que sí he cambiado. -dijo mientras se le desviaba la mirada hacia el suelo- No me reconocí en ese momento, y… quería pedirte perdón porque se te veía afectada…

-No pasa nada, tranquilo. -respondió riéndose un poco mientras se acercaba a abrazarlo. Al segundo, levantó la cabeza para mirarlo- Y a quien tienes que pedirle perdón es a tu hermana, no a mí.

-Perdona, ¡pero estoy harto! –dijo mientras se sentaba a nuestro lado- Sólo le pediré perdón si ella accede a volver.

Todas suspiramos, poniendo los ojos en blanco y con cara de querer decir: “Pesados…”

. . .

[Nat…]

Apoyé el codo en la mesa, sujetándome la cabeza. Continué garabateando, sin prestar mucha atención. Acababa de oír la puerta cerrarse a mi espalda. No podía apartar de mis pensamientos mi situación con Eric y la idea de que, en cualquier momento, podrían aparecer la policía y llevárselo. Podría escapar de nuevo de la cárcel, claramente, pero no querría seguir con nosotros por ponernos en peligro. Miré hacia él: igual que siempre… Vi que el sol le estaba dando demasiado y ya llevaba varios días igual.

-Eric… -empecé a decir, esperando una respuesta. Al cabo de unos segundos en silencio, continué- ¿No llevas demasiado tiempo al sol?

-Sí, ¿Y? –respondió secamente-.

-¿No recuerdas lo que nos dijeron de lo del sol? –pregunté, más preocupada todavía-.

Tiró de la cortina con brusquedad, cerrándola.

-Ya. ¿Contenta? –me contestó, retóricamente. Volvió a mirar hacia la ventana-.

Me acerqué a él y acaricié su pelo, jugando con él entre mis dedos.

-Oye… ¿Qué te pasa?

Cogió rápidamente mi mano y la apartó bruscamente.

-Nada.

-Sí, claro, ¡creo que esta vez no te he hecho nada para que me trates así! -le contesté furiosa-.

Me ignoró completamente mientras seguía con la mirada perdida en la ventana.

-Vale… -dije, irónicamente-.

Volví a sentarme, cada vez más enfadada. Cogí el bolígrafo para continuar garabateando y miré a la hoja. Sin darme cuenta, había estado escribiendo su nombre por toda la página. La arranqué con brusquedad y la arrugué, formando una bola con ella. La tiré al suelo por alguna parte de la habitación y me puse a escribir nuevamente una nota para Eric. En cuanto acabé, la dejé encima de la mesa y me fui corriendo con todas mis fuerzas.

[...]

domingo, 15 de agosto de 2010

Helado Corazón XXIX

Hola !! ^^ Pues nada... muchas gracias de nuevo por vuestro apoyo y vuestra impaciencia ¬¬ xddd Leed y ya me diréis que tal va la historia :P

Besos//* :D

XXIX

“Llorar es purgar la pena,
deshidratar todo el miedo que hay en ti,
es sudar la angustia que te llena,
es llover tristeza para poder ser feliz…”

Saltamos para llegar hasta la rama en la que estaba ella y nos sentamos a su lado, preocupadas.

-Monique, tienes que volver con nosotros… -empezó a decir Maia, poniendo una mano en su hombro, intentando consolarla-.

-Volveré en cuanto mi “hermanito” me pida perdón… -dijo Monique en tono sarcástico, limpiándose un poco las lágrimas-.

-Pues eso va a ser… un poco complicado. –respondí, torciendo la boca-.

-No tiene muchas intenciones de hacerlo. –añadió Maia, sonriendo un poco de lado- Pero si vienes, a lo mejor…

-No pienso ir si no muestra el más mínimo cariño por su hermana.-dijo Monique, bajando la mirada- Parece mentira que Ian me haya hecho creer durante tanto tiempo que nos llevábamos bien… y ahora, pasa de mí como si fuese una extraña…

No pudo reprimir las lágrimas al acabar de decir esto. Maia y yo suspiramos, perdiendo un poco la paciencia.

-Monique, no te lo tomes tan mal… -empezó a decir Maia, intentando consolarla- A lo mejor sólo intentaba picarte, no buscaba una pelea seria…

-¡Pues estoy harta de esos “piques”! ¡Si no buscaba una pelea tan seria, no debería haber dicho eso! –gritó Monique mientras se levantaba y se ponía de pie en la rama de enfrente, dándonos la espalda. Nos pusimos a su altura y miramos hacia ella, expectantes-.

-Pero… alguna vez tendrás que volver, ¿no? –pregunté, esperando que dijese que sí- ¡No puedes andar por ahí sola!

Se giró hacia nosotras con los ojos cerrados y los abrió de golpe, levantando una ceja. Marcó una de las comisuras de la boca, sonriendo sarcásticamente.

-Por lo visto… siempre he estado sola.

Después de aquellas palabras, que se nos clavaron en el oído como cuchillos recién afilados, desapareció como un borrón de colores en medio de una marea de árboles. Maia y yo nos llevamos las manos a la cabeza, llenas de dolor y angustia, pero a la vez de enfado e ira. Maia se sentó de nuevo y se puso las manos sobre la cara.

-Maia… -dije, interrumpiendo sus pensamientos- Tenemos que volver…

Asintió con la cabeza y le tendí mi mano para que se pusiera en pie. Nos dimos la vuelta y recorrimos de nuevo el camino que habíamos hecho para llegar hasta allí. Llegamos sobre las 6 o 7 a casa. Prácticamente nos acribillaron a preguntas.

-Pues nada… -empecé a contar, ya que Maia entró mirando hacia el suelo y evitando a toda costa cualquier pregunta hasta llegar a sentarse en el sofá- la encontramos después de correr unos… 10 kilómetros al sur sentada en una rama y bueno… no quiere volver.

Mientras todos empezaron a hablar y a comentar sus opiniones sobre el tema, Nat me apartó a un lado:

-Ha pasado una cosa extraña mientras no estabais… -me dijo, susurrando para que no la oyesen los demás-.

-¿Qué? –pregunté, expectante-.

-Nada, que… noto raro a Eric… -respondió, mirando cada poco hacia donde estaba él. Miré yo también y lo vi sentado junto a la ventana, mirando hacia fuera-.

-¿Hablaste con él? –le pregunté, pensando que estaba demasiado preocupada por Eric-.

-Sí, pero dice que no le pasa nada… -contestó, poniendo los ojos en blanco-.

-Pues… está claro que le pasa algo. –dije, mientras miraba de reojo hacia él- Pero… no sé que podrías hacer para ayudarle si no te dice nada…

-Tendré que buscar una oportunidad… o algo para hablar con él. –sonrió un poco y yo asentí con la cabeza. Volvimos de nuevo con los demás-.

-Pero, ¿no habías dicho que le pedirías perdón? –preguntó Michelle a Ian, subiendo un poco el tono de voz-.

-Sí, pero si ella vuelve. –contestó mientras se sentaba en uno de los sofás- No pienso ir a buscarla como un estúpido.

[...]

jueves, 12 de agosto de 2010

Helado Corazón XXVIII

Reconozco que este capítulo es muy corto... pero en compensación actualizaré mañana o pasado, ¿vale? ¬¬ xdd En fin... leed, comentad y... FELIZ VERANO !

P.D: Os echaré de menos, trencas ^^ xddd

XXVIII

“I want to exorcise the demons from your past
I want to satisfy the undisclosed desires in your heart...”

Maia se levantó y fue hasta su armario. Nos quedamos mirándola, esperando que continuase con su idea. Se volvió a sentar, colocando sobre la mesa un pequeño neceser. De él sacó una cajita.

-Vale, os explico: Podríamos… mezclarnos con los humanos, en la ciudad. –abrió la caja y sacó un par de lentillas- Y para ello necesitaríamos estas lentillas de colores.

-No estoy muy segura de esto. –empecé a decir, poniendo pegas- Es que a lo mejor… no podemos controlarnos como creíamos. Al bosque apenas va ninguno, pero en la ciudad…

-Y tenemos que alimentarnos. Sería más complicado ir a las cárceles… -añadió Michelle-.

-Es verdad… Y además acabarían encontrando algo raro en nosotros… -respondió Maia, desilusionada- Entonces… sugerid alguna idea más.

-Podríamos vigilar los alrededores de la casa por turnos, o algo así… –sugirió Ian, encogiéndose de hombros- Y si viésemos a los policías, nos iríamos, dejando la casa hasta que se fuesen.

-¿Pretendes hacer eso eternamente? –preguntó Maia-.

-No tendría que ser para siempre. –añadió Nat- Al cabo de dos o tres años, Eric debería aparentar 19 o 20 y… está claro que se quedará en 17.

-Sí, me parece buena idea. –contestó Eric, animándose un poco-.

Nat le sonrió y este se rió sin muchas ganas. Michelle y Maia pusieron los ojos en blanco. No se daban acostumbrado a ese tipo de ñoñerías.

-Aún así… no quiero molestaros tanto. –continuó diciendo Eric- ¿Y si nos encuentran? Os tomarían como cómplices de mi desaparición…

-¡Eso no va a pasar! –gritó Michelle- ¿O es que dudas de nuestras habilidades vampíricas?

-Y no nos molesta en absoluto. –dijo Ian mientras sonreía un poco. Realmente sentía lo que le había dicho antes-.

Lunes, 20 de Septiembre de 2010 – 16:42 P.M

“Nos pasamos un buen rato planeando los turnos y las zonas de vigilancia: de 7 a 12 de la mañana, Maia y Michelle; de 1 a 5 de la tarde, Nat y yo; de 6 a 10, Ian y Eric; de 10 a 12, iríamos a “alimentarnos” a la cárcel y durante la madrugada, estaríamos en el claro.

Ahora, Maia y yo iremos a buscar a Monique, si accede a volver, iría en el grupo de vigilancia de Ian y Eric, así aprovechaba para hacer buenas migas con su hermano…”

Me levanté del sofá en el que estaba tumbada, guardé el cuaderno en uno de los pliegues y el bolígrafo, en mi bolsillo.

-Maia, ¿vamos? –dije mientras le daba un toque en el hombro. Movió la silla en la que estaba sentada y se levantó-.

Salimos de la casa árbol de un salto y nos adentramos en el bosque. Decidimos empezar a buscar en las zonas a las que solíamos ir, como el lago, el río donde lavamos la ropa, alrededores de la cárcel,… Pero no estaba en ninguno de ellos, así que decidimos empezar a rastrear su olor desde la dirección que tomó al irse. No era muy fácil de seguir, ya que había pasado bastante tiempo y el olor se había dispersado bastante. Corrimos unos kilómetros, detectando el olor en línea recta hasta que se dispersó por completo en un segundo y desapareció. Nos quedamos quietas con expresión extrañada y miramos hacia nuestro alrededor. La descubrimos sentada en una rama de un árbol, tapándose la cara con las manos y… llorando.

[...]

domingo, 8 de agosto de 2010

Helado Corazón XXVII

Hooola ! ^^ Siento la tardanza en actualizar esq entre volver del campamento, que no había ningún comentario y que había gente que no estaba al día... ¬¬ xdddd Pero este capítulo es algo más largo de lo habitual :P En fin... gracias por seguir la historia y por comentar y darme ánimos para seguir ^^

Besooos//*

P.D: Sí, Noe me da muchas de las ideas que aparecen en la historia xddd Gracias, noee :D

XXVII

I want to reconcile the violence in your heart
I want to recognise your beauty's not just a mask...”

-¡Ian, de verdad que eres idiota! –gritó Maia en la oscuridad con todas sus fuerzas mientras le daba una leve patada en la pierna. Él continuaba inmóvil, tumbado con los ojos cerrados sobre la hierba-.

-Bah. –volvió a decir tranquilamente, lo que provocó más tensión todavía- Eso lo dices tú.

-Eso lo decimos todos, Ian. –contestó Michelle, apartándose de su lado y poniéndose en pie- ¿En qué estabas pensando?

-Vale, bien, ponedla también de vuestra parte. –dijo mientras se levantaba y se ponía delante de todos nosotros-.

-A ver, Ian. –dijo Nat, empezando a hablar después de mucho rato callada, al igual que Eric y que yo misma- No te conozco desde hace mucho, pero yo creo que te llevabas mejor con tu hermana que eso.

-Y aunque te llevases mal. –continué diciendo yo- No deberías haber hecho que se fuese.

Él se llevó las manos a la cabeza, tapándose la cara. Se frotó un poco los ojos.

-¡Si sólo es una estúpida rabieta de niña pequeña! –gritó de repente, haciendo que nos sobresaltásemos un poco-.

Michelle miraba hacia el suelo. Tenía los ojos cerrados y en su rostro se reflejaba el dolor. En un movimiento imperceptible, giró la cabeza hacia el agua del lago. Todas la observábamos, sino directamente, de reojo, pendientes de todos sus movimientos. Bueno…, todos menos Ian, que volvió a tumbarse con los ojos cerrados. Michelle miró un segundo hacia él y volvió a girarse hacia el lago. Caminó despacio y se sentó en la orilla agarrándose las piernas y apoyando la cabeza en las rodillas.

-¿Michelle? –dijo Maia mientras levantaba una ceja, interrogante-.

-¿Sí? –contestó ella mientras acercaba una mano hacia el agua-.

-¿Qué narices estás haciendo? –pregunté yo, haciendo hueco para poder verla, ya que yo estaba en la esquina opuesta-.

-¿Por qué tendría que… -empezó a contestar mientras ponía la mano en la superficie del lago. Fue levantándola muy despacio a la vez que una bola compacta de agua se elevaba a su alrededor. Luego cerró la mano y, tan rápido como se creó, se destruyó. Michelle se levantó- …estar haciendo algo?

En ese momento, Ian la estaba mirando y todos nos quedamos con la boca abierta.

-Bueno, a lo que íbamos… -empezó a decir, quitándole importancia a lo que acababa de hacer- Ian, la has cagado pero bien, sólo te diré eso.

Se acercó de nuevo a nuestro grupo y decidimos volver a casa, ya que empezaba a amanecer. Ian no parecía muy por la labor…

-Ian… ¿Has visto lo que acabo de hacer? –preguntó Michelle girándose hacia él y señalando al lago. Él asintió levemente, todavía tumbado. Ella marcó una de las comisuras, sonriendo de lado- Pues no te hagas el cabezota o te pasa lo mismo que a esa agua.

Al poco, llegamos a casa y nos sentamos a la mesa para hablar y planear cosas para resolver los “imprevistos” que habían surgido repentinamente.

-Vale, tenemos que calmarnos. –dijo Nat, presidiendo la mesa al lado de Eric- Para mí que lo de Monique no va a ser para tanto. En cuanto la encontremos e Ian le pida perdón… creo que estará arreglado.

-¡¿Por qué tengo que pedir yo perdón?! –preguntó este, gritando- No pienso hacerlo.

-¡Ian, tenemos problemas más graves que esa estupidez tuya! –gritó Eric, harto de él-.

-¡Querrás decir que tienes problemas tú! –dijo Ian levantándose de la silla y andando hacia el sitio de Eric- ¡No nos metas en esto a nosotros también!

-¡Pues tú nos estás metiendo en una estúpida pelea entre hermanos! –Eric se levantó también y se pusieron uno en frente del otro. Ian no le llevaba demasiada altura-.

Estuvimos unos segundos en silencio. Miré hacia Nat, que era a la que se le notaba más la expresión asustada, ya que Michelle llevaba más años siendo vampiro y estaba más acostumbrada a este tipo de cosas. De repente, oímos un pequeño golpe y, en un rápido movimiento (que apenas vimos gracias a su don), Nat saltó por encima de la mesa para llegar hasta ellos y empujó a cada uno a un extremo de la habitación. Los dos quedaron apoyados en la pared, confusos. Michelle se puso en pie rápidamente y levantó la mano a la altura de su cintura. De las paredes en las que estaban Eric e Ian, salieron unas ramas que se enredaron en ellos, impidiendo que se moviesen.

-¡Como si tú supieras lo que es eso! –gritó Ian intentando zafarse de su opresor-.

Eric cerró los puños y se le humedecieron los ojos. Eso era lo peor que le podría haber dicho.

-¡Lo sé muy bien, y mejor que tú! –gritó, lleno de rabia. Luego bajó su tono de voz- No supe aprovecharlo cuando lo tenía y ahora… Si no me hubiese peleado estaría muerto, como él.

-¡Ya basta! ¡¿No tenemos ya suficientes problemas?! –les respondió Nat gritando- Pero, ¡¿Por qué le has dicho eso, Ian?! ¿Acaso no crees que le haya pasado lo mismo que a ti? Todos estamos igual: Ninguno tenemos a nuestra familia humana. Sólo nos tenemos a nosotros…

Volvió a reinar el silencio durante unos segundos, reflexionando sobre aquellas palabras.

-Y tú… acabas de perder a la única persona que te quedaba de tu familia humana, pero aún estás a tiempo de solucionarlo…

Se calmaron un poco los ánimos de la habitación y Michelle cerró la mano mientras volvía a sentarse, provocando que las ramas se fuesen por donde habían venido. Eric volvió a su sitio mirando al suelo. Ian se acercó a él.

-Lo siento. –le dijo en voz baja un segundo antes de ir hasta su asiento. Puso las manos sobre la mesa mientras cruzaba los dedos y bajaba un poco la cabeza- Podré… hacer un esfuerzo por disculparme, supongo.

-Sabíamos que sería así… -dije mientras miraba a todos, uno por uno- …por eso le dimos tan poca importancia.

-Sí, vale, me parece muy bien la disculpa de Ian, pero ahora tenemos problemas más importantes, ¿no os parece? –Nat comenzó a dar vueltas por la habitación, nerviosa- ¿Alguna idea?

El silencio volvió a la habitación. La mayoría apoyamos un codo en la mesa, sujetando la cara con la mano. Otros se cruzaron de brazos, ocultando la cara entre ellos. Y Nat… continuó dando vueltas mientras Eric la miraba con expresión preocupada. Ésta se dio cuenta y paró.

-¿Eric? ¿Por qué me miras con esa cara?

-Por… nada. –contestó, girando la cabeza hacia la mesa de nuevo- Sólo… me siento culpable por tu preocupación. Debería seguir en mi celda, así no estaríais en este lío.

-¿Desearías seguir allí? –preguntó Maia extrañada-.

-En estas situaciones…-empezó a responder mientras se lo pensaba-…totalmente.

-Si no te hubiésemos sacado, tampoco me habrías conocido… -dijo Nat, con expresión dolida-.

-De eso no me arrepiento, no me entendáis mal… De lo que sí es de los problemas que os llego a causar.

-Ya no estás solo. No son tus problemas, son nuestros problemas. Y los resolveremos juntos. –Michelle se giró hacia nosotros, que la mirábamos expectantes- ¿No?

Asentimos mientras le decíamos frases de ánimo y apoyo a Eric, aunque no parecían hacer mucho efecto.

-Gracias. –contestó él con un “intento” de sonrisa-.

-Sí, pero eso no soluciona nada. –Ian mostró la cara y se levantó en un segundo, apareciendo al momento al lado de la ventana. Abrió un poco las cortinas y miró al horizonte que se extendía desde la zona en la que nos encontrábamos. El sol estaba apareciendo en aquel mismo momento. Su luz le cegó un instante y cerró las cortinas de golpe- Bien, necesitamos un plan. Ya. ¿Alguna idea?

Intercambiamos miradas entre alguna que otra ojeada al suelo.

-Vale, este es el tipo de situación que hay que evitar. –dije, después de morderme el labio, nerviosa- Lo mejor será que primero analicemos la situación.

-No hay nada que analizar. –me corrigió Nat, con un nerviosismo mucho más notable- Después de que una patrulla entera de policías rebusque durante todo el tiempo que haga falta en el bosque buscando a un recluso desaparecido, encontrarán una casa árbol donde viven siete vampiros. ¿Te parece que haya algo que analizar?

Suspiré con aire enfadado y me froté los ojos.

-Vale, está claro que no podemos hacer desaparecer la casa. –empezó a argumentar Maia mientras ponía las manos sobre la mesa, haciendo gestos que acompañaban a sus palabras- Bueno… a lo mejor podríamos pero… costaría demasiado y sólo unos cuantos de nosotros podemos hacerlo. Así que… descartaremos esa idea.

La habitación irrumpió en frases de afirmación y sólo tres de aquellas personas, de duda.

-Bien, pues… creo que tengo una segunda opción…

[...]