viernes, 28 de mayo de 2010

Helado Corazón XX

Hola!! Por fin actualizo y todo eso xddd Esq estoy liadísima con el baile de gimnasia y con física y con TODO ! Bueno pues, leed y comentad porfa ^^

Ciaooooo :D

XX

“So… why can´t you see…?”

-¿He... hermanos? –dijo Michelle incrédula-.

-Así es. –Monique salió de su posición detrás de nosotros y se colocó al lado de Ian- Más concretamente, somos gemelos.

-Pero… ¡¿Por qué no me lo habíais dicho antes?!

-Sorpresaa… -dijo Ian levantando los brazos- Pensamos decírtelo pero… estábamos convencidos de que tenías un don y esperamos el momento justo para tocarte las narices y… que saliese a la luz.

-Y ahí lo tienes. –Monique sonrió- De nada.

-Es decir… -siguió diciendo Michelle- Todo este tiempo me habéis hecho creer que estabais juntos, pero sin confirmarlo para que me empezase a cabrear con Monique… Y así, al decir que salíais, consiguiese mi don… ¿Cierto?

-Ajá. –dijeron Ian y Monique a la vez-.

-Entonces… -contestó Michelle levantando las cejas-.

-¿Entonces… –preguntó Ian- …qué?

-Sois hermanos, no salís juntos, no tengo por qué odiar a Monique y… -siguió diciendo Michelle- ¿Ian?

-¿Sí? –respondió este levantando la ceja con una sonrisa-.

-Emm… -miró hacia todos lados, nerviosa-.

Monique empezó a reírse, divertida con la situación. Se puso en medio de los dos, y colocó una mano a la espalda de cada uno.

-¿Qué haces, Monique…? –empezó a decir Ian mirando extrañado, pero a la vez sabiendo lo que haría-.

De golpe, moviendo los brazos con rapidez, Monique arrimó a Ian y a Michelle, dejándolos más pegados de lo que estaban. Se apartó y sonrió.

-Bueeeeno… Nosotros nos íbamos ya, ¿no? –dijo Monique mirando hacia Maia, Nat, Eric y hacia mí-.

-Sí, sí, claro… -respondimos los cuatro a la vez, moviéndonos hacia un lado-.

Ian abrazó de lado a Michelle mientras ella le sonreía. Fue lo último que vimos antes de irnos. Es genial que por fin estén juntos y que no haya más peleas entre nuestra nueva familia.

Llegamos a la casa. Estaba todo tranquilo. Nos sentamos todos en el suelo, donde las alfombras, mantas, sacos de dormir, almohadas y demás entre risas y bromas sobre Ian y Michelle.

-Así que… era todo fingido, ¿no? –dije mientras me sentaba en un saco de dormir, apoyando la espalda en el sofá-.

-¿Te refieres a las peleas, los insultos, mi carácter borde, etc.? –preguntó Monique, contando con los dedos-.

-Ajá. –respondí- Pero me refiero que si tampoco era verdad tu mal carácter contra nosotras.

-Toooodo fingido. –dijo sonriente- Soy buena actriz, la verdad. La cuestión era engañaros a todas acerca de mi carácter y de mi personalidad, para poder ser igual con Michelle.

-Humm… -respondió Nat- Entonces… ¿amigas?

-Por supuesto. –contestó Monique sonriendo de oreja a oreja- Encantada de volver a empezar. No querría llevarme mal con vosotros.

-Creo que hablo por todos y todas diciendo que tampoco nos gustaría a nosotros llevarnos mal contigo. –dijo Eric sonriente mientras todas asentíamos y le dábamos la razón-.

Seguimos hablando sobre cosas sin importancia cuando recordé algo. Me levanté de golpe y fui hasta el sofá del medio. Rebusqué entre los huecos del sofá. Nat me observaba en silencio.

-¿Buscas esto, Ailin? –dijo esta levantando la mano en la que tenía un pequeño cuaderno. Mi diario-.

-Pues… sí. –me acerqué corriendo intentando quitárselo de las manos. Me esquivó rápidamente- ¿Lo has leído?

-Pues… la verdad es que sí. Aunque solo la última página… –me miró de reojo mientras me sentaba. Estuvimos unos segundos en silencio. Yo miraba al frente ignorando su mirada. Luego se abalanzó sobre mí en un abrazo- Pero… ¡¿Por qué te sientes marginada?! ¡Aunque esté más con Eric, sabes que siempre serás mi amiga y que nunca te dejaré de lado!

-Pero es que… -se incorporó y se puso en frente de mí. Maia, Eric y Monique nos observaban en silencio-.

-Ailin… -dijo muy seria mientras me miraba fijamente- Eres mi amiga… y eso siempre será así. No importa si tengo novio o… si tengo otras amigas o… lo que sea. Siempre será así. No lo olvides, hazme ese favor, ¿vale?

-Vale. –mientras Nat estaba hablando noté que se me humedecían un poco los ojos, al igual que a ella- Siento haber pensado así… es que…

-No tienes que disculparte. –me cortó de nuevo- En todo caso tendría que hacerlo yo. Simplemente te sentiste así, ¿cierto? Pues no hay más que decir. Todo arreglado.

-Gracias, Nat. –sonreímos y nos dimos un abrazo mientras que Maia, Eric y Monique decían “Ohh…” al unísono y se reían-.

-Ten. –me extendió el diario- Te prometo que no vuelvo a leerlo si tu me prometes que si te ocurre algo parecido me lo contarás. ¿Trato hecho?

-Por supuesto. –dije riéndome-.

Viernes, 17 de Septiembre de 2010 – 1:42 A.M

“Acabamos de volver hace un rato de la cárcel. De nuevo, gente mentirosa. No nos hemos vuelto a topar con alguien que decía la verdad, como Eric. A las 9 de la tarde fuimos a buscar a Michelle y a Ian. De camino, Ian le comentaba a Eric todo lo que había pasado desde un punto de vista “masculino” mientras que Michelle nos contaba todo entre saltitos y miradas enamoradas. Nos reímos mucho con su descripción de los hechos. Resultó que se declararon el uno al otro (por si no estuviese suficientemente claro) y… sí, se besaron (lo que Michelle contó con pelos y señales entre risas por parte de Maia, Nat, Monique y yo)

Por cierto…, Nat y yo ya estamos como antes. Claro, sigue estando con Eric, pero ahora me tiene en cuenta también. No la culpo por haber estado así un tiempo, yo creo que estaría igual si me pasase algo similar. En fin… estoy bien. Estaré bien…”

Fui hasta uno de los armarios que habíamos instalado recientemente en la casa árbol. Guardábamos allí toda nuestra ropa y nuestras cosas personales. Uno era para Maia, Nat, Michelle, Monique y yo (el más grande, ya que éramos más) y otro (el más pequeño) era para Ian y para Eric. Pensamos en dividirlo así, por chicos y chicas, creíamos que era lo mejor. Abrí las puertas de madera y me puse de puntillas para alcanzar el estante de arriba. Puse allí el diario, en una esquinita. Miré por encima mi lado del armario, para ver que me pondría mañana. Sí, el jersey gris con los vaqueros claros y las All Star azules. Me gusta esa combinación. Había un tornillo algo salido donde colocábamos gomas del pelo. Cogí una azul y cerré el armario.

Me acerqué a donde estaban los demás. Me paré unos segundos mientras iba andando para decidir dónde sentarme. Ian estaba tumbado en un sofá con Michelle apoyada en él mientras este le pasaba el brazo alrededor; Nat y Eric estaban en una postura similar, sólo que más sentados que tumbados; y Monique y Maia, en el de más hacia la derecha, sentadas con la piernas encima del sofá. Decidí sentarme en este último, ya que no quería ser la tercera persona en el refrán “Tres son multitud” en lo que a temas “parejiles” se refiere.

Me acerqué al sofá de la derecha y me senté con las piernas cruzadas en la esquina que estaba libre, al lado de Maia.

-Monique… -empecé a decir mientras me hacía una coleta con la goma que había cogido antes- ¿Puedo preguntarte algo?

-Sí, claro. –respondió moviéndose hacia un lado para verme a través de Maia-.

-¿Cómo es que no noté que mentías? –pregunté justo cuando acabé de hacerme la coleta-.

-¿Te refieres a lo de Michelle y…? –asentí con la cabeza antes de que terminase la pregunta- Pues muy sencillo… En cuanto nos dimos cuenta de tu don, Ian y yo decidimos que sólo mentiría yo, ya que mi don es… ser inmune a otros dones.

-¿En serio? –dijo Nat incorporándose un poco- ¡Que guay!

Nos reímos todos. Monique siguió hablando:

-Sí. Por ejemplo, Ailin no puede saber si miento o no, Maia no puede saber cuál es mi don, puedo “oler” a Nat aunque oculte su olor y… Ian no puede persuadirme.

[...]

viernes, 21 de mayo de 2010

Helado Corazón XIX

Cómo llegué al capítulo 19??!!! De verdad, que no tengo ni idea xddd Vale, este capítulo y el siguiente están sobre todo dedicados a Michelle y a Ian (muy a mi pesar ¬¬) Pero es que así va la historia... xdd En fin, gracias por leer y comentar y.. GRACIAS, en serio ^^ xdd

Besos//* :P

P.D: Este capítulo tamb acaba en suspense... MUCHO suspense ^^

XIX

“Dicen que cuando te enamoras…

ríes, vuelas y lloras…”

Seguimos a Nat durante un buen rato preguntándonos qué les daría el último empujón a la pelea definitiva. Aunque… nos hacíamos una idea.

Llegamos hasta el lugar. Era un descampado… bastante descuidado; con hierba seca y quemada por el sol, aparte de que estaba más larga de lo que debería estar. Tenía un lago bastante bonito a un lado y… todo el solar rodeado de árboles.

-¡Ailin, Maia! –gritó Eric, que estaba intentando parar la pelea, al igual que Ian-.

-¡Por fin llegáis! –dijo este último-.

Entre estas dos frases se oían un montón de insultos y reproches por parte de Monique y Michelle. Las consiguieron separar al fin.

-A ver, ¿qué ha ocurrido esta vez? –dijo Maia, poniéndose en medio de las dos-.

-Estaban discutiendo por… chorradas en realidad. Pero les dio por ponerse a pelear en serio. –respondió Ian mientras colocaba a Monique detrás suya-.

-¡Que sepas que es cierto! –empezó a gritar de nuevo Monique-.

-¡Que no! –gritó Michelle, intentando soltarse de Maia, que ahora la agarraba-.

-¡Calmaos las dos! –dijimos Nat y yo a la vez, poniéndonos en medio, al igual que Eric-.

Diez segundos en silencio. Monique detrás de Ian en un lado, Michelle detrás de Maia en el otro y en el medio, Nat, Eric y yo, esperando a una catástrofe. Se oían sonidos de pájaros a lo lejos, viajando sin rumbo. Me vino a la mente cuando Nat y yo corrimos escapando de la oscuridad y empezó a sonar aquella canción de Nelly Furtado. Me sentía tan aterrorizada y con ganas de irme a cualquier otra parte. Estar a salvo…

Volví a la realidad. El ambiente seguía en tensión. Nadie se atrevía a decir ni hacer nada. Michelle y Monique se intercambiaban miradas mientras se colocaban en posición de ataque. Maia levantó una ceja mirando a la nada. Parecía estar concentrada en algo. A saber qué era…

Monique empezó a abrir la boca cogiendo aire y pensando en qué decir a la vez.

-¡Y que sepas que Ian y yo estamos saliendo! –gritó con todas sus fuerzas-.

Se hizo el silencio de nuevo. De fondo se oía el eco de esas últimas palabras. Maia agarró más fuerte todavía a Michelle.

Entonces ocurrió… Michelle profirió un gritó de rabia, ira y dolor, todo a la vez. Su cara era el reflejo de esos sentimientos. Respiraba muy fuerte, se le notaba muy inestable.

En un segundo, Michelle empujó a Maia para apartarla, pero con más fuerza de la necesaria. Nat, Eric y yo la sujetamos antes de que se cayera. En ese mismo instante… algo iba a pasar.

Michelle se colocó delante de todos nosotros, justo en el medio, mirando fijamente a Monique. Empezó a levantar lentamente los brazos, con las manos completamente abiertas y lo que vimos… no lo creería aún después de saber lo de los vampiros. El viento empezó a levantarse alrededor de Michelle al compás de sus brazos y de sus movimientos. Dejó uno de los brazos a la altura de su hombro, totalmente estirado, como aguantando aquel viento. Se agachó, tocó la aquella hierba seca y empezó a levantarse muy despacio, con la mano mirando hacia abajo. Una rama salió de la tierra, haciendo que nos echáramos todos hacia atrás, asustados. También dejó en el aire aquella rama, junto con el viento anterior. Se acercó despacio al lago, se agachó y puso la mano en el agua. Se levantó alzando el brazo a la vez que un chorro inmenso de agua. Volvió a su posición original en frente de nosotros, que la mirábamos con la boca abierta. Tenía los brazos a la altura de su cintura, moviéndolos un poco hacia arriba y hacia abajo. Finalmente, miró a la nada, buscando fuerzas para lo siguiente que haría. Puso los brazos junto a su cuerpo y cerró los puños mirando hacia el cielo. A su alrededor se formó todo un círculo de fuego, que ardía con ira y rabia, al igual que su mirada. Fue subiendo los brazos muy despacio hasta la mitad. Entonces los levantó de golpe del todo. El aire, fuego, tierra y agua subieron a la vez que su rápido movimiento. Sus rizos castaños también se elevaron ligeramente y su cara seguía reflejando los mismos sentimientos. Incluso juraría que vi una lágrima derramándose por su mejilla. Era el momento. Echó los brazos hacia atrás con las manos abiertas del todo. Dirigió todo aquello hacia Monique, que miraba desconcertada y boquiabierta. Se disponía a explotar toda su ira por fin cuando alguien… se puso en medio.

-No… ¡No es cierto, Michelle! –gritó Ian acercándose a su posición, poniéndose justo enfrente de ella-.

La cara de esta cambió completamente. Ahora reflejaba la confusión y la duda. Se quedó mirando hacia él con la ceja levantada. Él tenía expresión de rendición. Abrió los brazos y sonrió hacia ella. Rápidamente, Michelle bajó los brazos y todo volvió a la normalidad. La rama a la tierra, el chorro de agua al lago, el viento al aire y el fuego se disipó.

-No me lo creo. –dijo Michelle cerrando las manos en un puño-.

-Deberías creerlo. –respondió Ian sonriendo de lado- Monique y yo… somos hermanos.

[...]

lunes, 17 de mayo de 2010

Helado Corazón XVIII

Hooola!! Hoy no escribo mucho pq voy con prisa... así que en resumen: leed y comentad xddd

Besos//*



XVIII

Ven hacia mí y déjame morar en ti,
soy el deseo, lo oscuro que hay en ti…”

Nunca, lo que se dice nunca, me había imaginado a los 16 años viviendo en una casa árbol, con gente desconocida para mí, antes, en Australia, y sobre todo… siendo vampiro. Lo raro es que… no me disgusta del todo. Vale, echo muchísimo de menos a mi familia y a la gente conocida de mi ciudad y… a mi vida anterior, pero… esta forma de vida no me parece mala, en absoluto. Además es lo que me queda. Bueno, en realidad, lo que nos queda.

Después de aquella “discusión” algo fuerte, seguíamos sin hacer muy buenas migas con Monique, Michelle seguía intentando conquistar (o lo que fuese) a Ian, él no se daba muy por enterado, Nat y Eric se llevaban cada vez mejor, lo que me preocupaba un poco, ya que me sentía un poco excluida…

Jueves, 16 de Septiembre de 2010 – 17:55 P.M.

“Hace exactamente una semana de que somos una familia tan grande. Y yo, cada vez me siento más fuera de lugar. Michelle, Ian y Monique tienen sus disputas, pero están casi todo el tiempo juntos y Nat y Eric… ¿se imagina, no?”

-¿Qué te pasa, Ailin? –dijo Maia de repente, sentándose a mi lado en el sofá mientras yo guardaba a toda velocidad un pequeño cuaderno. Sí, mi diario-.

-¿Por qué? –contesté intentando aparentar sorpresa-.

-Te veo un poco distante últimamente. No sé… como ausente.

-¿Yo? Para nada… -mentí-.

Maia levantó la ceja como diciendo: “¿Me tomas el pelo?”

-Cuéntame… -se acomodó en el sofá, con la cabeza girada hacia mí-.

Suspiré. Y decidí contárselo, creía (y sigo creyendo) que merecía saberlo.

-Verás… -respiré hondo, intentando explicarlo con toda la claridad posible- Desde que estamos tantos en la familia… me siento un poco…

-¿Excluida? –dijo Maia, cortándome- ¿Marginada? ¿Fuera de lugar?

-Sí… la verdad es que sí… -levanté la cabeza que había ido bajando sin darme cuenta- ¿Cómo lo sabes?

-Pues… porque yo también.

-¿En serio? Pero tú tienes a Michelle.

-Y tu a Nat, ¿no? –respondió rápidamente-.

-Creía que sí… pero ahora, desde que está siempre con Eric, parece que no.

-Pienso igual de Michelle… Está todo el día: Ian esto, Ian lo otro… -resopló- Llega a cansar… y mucho.

-Ya, ya lo he visto. –me reí un poco- ¿Y Monique?

-A Monique no le hace mucha gracia esta situación… -puso los ojos en blanco- Prefiere estar sola.

-O con Ian. –respondí yo-.

-O con Ian… Salvo que esté con Michelle, entonces pasa de los dos.

-Entonces, supongo que nos hemos quedado solas… -suspiré-.

-Pues parece que sí…

Estuvimos unos minutos en silencio sin saber qué decir para animarnos mutuamente. Miré hacia mí alrededor. No había nadie en casa salvo nosotras dos. Era la primera vez que me fijaba bien en nuestro árbol. Varios sofás, alguna alfombra y cojines en el suelo a la derecha, mesa y varias sillas a la izquierda y en la pared, ventanas hechas con un simple marco, puerta marrón y algunos cuadros. Bueno, y otra pequeña habitación en una esquina donde estaba la ducha, algún espejo y un lavabo.

-Por cierto… -empecé a hablar mientras Maia levantaba derepente la mirada- ¿De dónde han salido todos estos muebles y demás cosas? Porque Nat y yo sólo construimos las ventanas y la puerta, nada más.

-¿Aún te fijas ahora de que están? –empezó a reírse, Maia- Pues… Michelle y yo los… cogimos de varias tiendas.

-¿Los robasteis? –me quedé con la boca abierta-.

-No… teníamos dinero suficiente como para comprar esto.

Levanté la ceja. Me estaba mintiendo.

-Maia…

-Sí, me olvidé de tu don…

-¿Los robasteis? Dime la verdad.

-Vale, ¡sí! –soltó de golpe. Si no hubiese sido vampiro, juraría que habría visto algo de rojez en sus mejillas-.

-¿Por qué? –me puse muy seria y la miré fijamente-.

-A ver, Ailin, no es tan raro ver a vampiros que roban…

-¡Pues a mí me parece fatal!

-Ailin… ahora que sólo estamos las dos, mejor no enfadarnos, ¿no?

-¡Ya, pero…! –noté mi elevado tono de voz y me calmé un poco- Prometedme que no lo volvéis a hacer… ¿vale?

-Prometidísimo. –levantó una mano en señal de juramento. Decía la verdad-.

-Vale…

Nos quedamos otra vez unos… cinco segundos en silencio. Ninguna sabía que decir. De repente, oímos un sonido de alguien corriendo acercándose a la casa. Nat entró de golpe, dándonos un susto. Parecía que venía de bastante lejos.

-¡Maia, Ailin! –gritó desesperada- ¡Son Michelle y Monique!

-¿Qué ocurre? –Maia y yo nos levantamos y nos acercamos a su posición-.

-Están… peleándose. Y… -cerró los ojos con fuerza, intentando negar que fuese verdad- creo que a muerte…

[...]

domingo, 16 de mayo de 2010

Helado Corazón XVII

Buenas tardes! ^^ Sí, vale, no actualicé ni ayer ni anteayer pero... hoy si ¿no os vale? En fin, ahí queda el capítulo. Me gustaría aclarar también que la relación del nuevo personaje (chica) con los demás no se corresponde con la realidad <.< >.> O eso dejaremos creer xddd Es broma. Leed y comentad, porfi ^^

Besos//* :D

XVII

“Si me pierdo, encuéntrame.”

Michelle se levantó de la butaca y fue corriendo a la puerta apartándonos a Maia y a mí. Sacó la cabeza fuera y miró hacia todos lados.

-¡Ian! –gritó todavía más fuerte-.

-Venga ya, Michelle, ¿de verdad crees que son ellos? –dijo Maia con cara aburrida-.

-Deberías creerlo.

En el árbol de enfrente aparecieron dos… ¿personajes? Ian y Monique, claramente. Estaban de pie en una rama mirándonos curiosos. Ella tenía el pelo igual de negro que Maia, pero tirando a rizado y algo corto. Y él… bueno, dejémoslo en que… Michelle tenía razón. Los dos con ojos rojos, lo que suponía.

Hicimos hueco en la entrada de la casa y dieron un salto para entrar. A Michelle se le notaba la emoción en la cara, parecía totalmente distinta a la que habíamos conocido hasta entonces.

-¿Qué hacías proclamando mi nombre por ahí, Michelle? –dijo Ian sonriendo mientras marcada las comisuras de los labios-.

-No, nada, es que… me había parecido oíros.

-Ya, ya… -dijo Monique poniendo los ojos en blanco- Sin embargo… no gritaste mi nombre.

-Hombre, claro. Comparaos a ti y a Ian. –contestó Michelle entre dientes, apenas se le oía-.

-Bueno, ¿vais a presentarnos a vuestros… amiguitos? –continuó Monique-.

-Son Nat, Ailin y Eric. –respondió Maia señalando a cada uno-.

-Ajá… -dijo Ian saludando con la mano mientras Monique se cruzaba de brazos y movía la cabeza en señal de saludo- Pues supongo que ya sabréis nuestros nombres, ¿no?

-Seguro que Michelle ya os habló mucho de Ian. –cortó Monique mientras mostraba una sonrisa malvada, a lo que Michelle respondió con una mirada gélida- Ah, ¿me equivoco?

-Vale, vale, dejadlo ya, ¿sí? –dijo Maia mientras se ponía entre ellas, apartándolas- ¿Cómo habéis conseguido escapar?

-Bueno, pues… cuando conseguisteis escapar, continuaron siguiéndonos el rastro durante todo este tiempo y…, aunque suene ridículo, les despistamos poniéndonos ropa humana y dejando la otra esparcida por toda Europa. –contestó Ian encogiéndose de hombros al acabar-.

-Y han aumentado su número. –continuó Monique, ya seria- Se les ha unido un nuevo miembro.

-Eso suena aún más peligroso. –dijo Nat, hablando por primera vez en este asunto-.

-Y lo es. –afirmó Ian, agachándose un poco para alcanzar la mirada de Nat, ya que nos llevaba una cabeza a todas- Lo curioso es que, normalmente, los vampiros están en familias por conveniencia, no por amistad o… lo que sea. Somos una de las pocas familias que es por eso.

-Ah, ¡de eso quería hablarte! –soltó Maia de repente poniéndose un poco de puntillas- Mientras vosotros no estabais, formamos una… digamos familia con Nat, Eric y Ailin.

-Ajá. –dijo Monique bajando la cabeza para levantar la mirada, amenazante- Así que… ¿nos sustituís tan fácilmente?

-¡Perdona! –respondió Nat dando un paso al frente apartándome hacia atrás, ya que yo estaba a su lado- Ya he tenido que lidiar con Michelle durante todo este tiempo, y con sus humos subidos, pero… ¡¿Dos Michelles?! ¡Ni de broma! Además, ¿por qué no pueden unirse a nosotras? ¿o nosotras a ellas? Por mí podríamos estar en una familia todos los que estamos aquí, pero si ya empiezas con esos humos, pues no.

-¡¿Tu cómo te atreves a hablarme así?! –gritó Monique acercándose mucho a Nat mientras gruñía, furiosa-.

-Hey, hey, hey… -dijo Eric poniéndose delante de Nat y apartándola hacia atrás, colocándola detrás suya-.

-Tranquilas, tranquilas… -dijo Ian, apartando a Monique para que no fuese a más la cosa- A mi también me parece bien esa idea, lo de juntarnos todos en una familia.

-¡Vale! –gritó Monique- Pero si Nat y Michelle no me molestan.

-¡Vale! –respondieron Nat y Michelle a la vez-.

-Vaya, por una vez Michelle y yo estamos de acuerdo. –dijo Nat sonriendo mientras miraba hacia ella-.

-Ni que lo digas. –sonrió Michelle- Ya me vas cayendo mejor.

-Igualmente. –respondió Nat-.

-¡Ohh! ¡Qué bonito! –dijimos Maia y yo a la vez, riéndonos-.

-¡Ohh! Sí, precioso… ¡Me da ganas de vomitar! –dijo Monique, como siempre-.

Michelle y Nat pusieron los ojos en blanco, a la vez que Maia y yo, lo que provocó que Ian y Eric se partiesen de risa.

-¿Entonces…? –empezaron a decir Eric y Ian cuando pararon de reírse- ¿Familia?

-Sí, creo que podré soportarlo. –dijo sonriente, Michelle-.

-Igualmente. –contestó Nat entre carcajadas-.

-Sí, está bien. –respondimos Maia y yo a la vez-.

Se hizo el silencio durante varios segundos mientras todos mirábamos hacia Monique, esperando una respuesta.

-¡¿Qué?! –gritó ella- ¡¿Por qué me miráis todos?!

-¿Familia? –dijo Ian levantando una ceja- ¿Sí o no?

-¡Está bien! ¡Pero que se comporten, como ya dije antes!

Pusimos todos los ojos en blanco resoplando por la cruz que nos había caído… durante toda la eternidad, sí.

[...]

jueves, 13 de mayo de 2010

Helado Corazón XVI

Vaaaale... Por fin actualizo, ¿vale? ¬¬ Aunque... ahora me dí cuenta de que este capítulo es... bastante (por no decir muy) corto. :S Espero que ciertas personas me perdonen <.< >.> Pero lo bueno es que seguramente mañana o pasado actualizaré tamb así que... (con los correspondientes nuevos personajes :P) Pues... eso. Leed y gracias a tod@s ^^

Hasta mañana//* :D

XVI

“Hasta que te encuentre…

seguiré buscando.”

-¿Quéeee? –dijo Michelle perpleja- ¿Cómo es que no lo has detectado antes?

-A lo mejor… antes no lo tenías. –respondió Maia- No sé…

-¿Y cuál es?

-Eso no lo sé con seguridad… Es muy débil y… jamás había notado un don tan… ¿extraño?

-Pero… ¿qué me estás contando? –empezó a gritar Michelle- Osea, que llevamos más de cien años viviendo juntas y tú con tu don superguay que impresionaba a todos los vampiros con los que nos encontrábamos y yo, sin don y ahora me dices que si lo tengo, ¡Pero no acaba ahí la cosa! ¡Ahora resulta que tengo un don extraño que no se sabe ni lo que es!

-Pues… básicamente, sí. –dijo Maia sonriente. Definitivamente, sabía tratar a Michelle-.

-Ah, pues me parece muy bien. –respondió frunciendo el ceño y cruzándose de brazos mientras se sentaba-.

-Bah, ya lo descubrirás, no te preocupes. O lo detectaré yo, lo que pase antes.

-Ya, ya... –contestó poniendo los ojos en blanco-.

-¿Alguna novedad sobre… ellos? –dije cambiando de tema para calmar los ánimos-.

-Ninguna en absoluto. –respondió Maia suspirando- Cada vez me estoy preocupando más.

-¿No deberíais salir a buscarlos? –dijo Nat-.

-¡Sí, claro! ¡Y que nos cojan, como a ellos! –empezó a gritar Michelle mientras se levantaba- ¡Venga…!

-Sólo era una idea. –respondió Nat- ¡Tampoco te pongas tan borde!

-Vaya… parece que el ambiente está tenso siempre por aquí…

De repente oímos un golpe de algo contra un árbol a lo lejos y un grupo de pájaros saliendo de él mientras hacían ruido, molestos.

Nos levantamos y fuimos hacia las ventanas y la puerta. Michelle seguía sentada con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

-¿Qué narices ha sido eso? –gritamos todos mirando hacia los lados del bosque-.

-A lo mejor… un animal chocándose contra un árbol o algo así. –dijo Maia, quitándole importancia-.

-¿Pudo haber sido otro vampiro? –dijo Eric, que empezaba a hablar después de un buen rato callado-.

-Podría ser… pero no hay ninguno más en este territorio… Que sepamos… -respondió Maia levantando la ceja en la última frase-.

Entonces oímos una voz masculina que venía de donde habíamos oído el ruido de antes.

-¡¡¡¿Hola?!!!

Michelle se incorporó en el asiento, se descruzó de brazos y abrió los ojos como platos mientras miraba hacia la nada.

-¡¿Ian?!

[...]

lunes, 3 de mayo de 2010

Helado Corazón XV

Hoooooooola! :D Qué tal? ^^ Perdonad por la tardanza en escribir, es que si no escribís comentarios, no sé si lo habéis leído o no! >.<>.> En fin, muchísimas gracias a tod@s y... leed :l Es lo único que se me ocurre escribir. xD

Besos//* ^^

XV

“Love story…?”

-Aunque sea un poco… infantiloide, es buena idea. –dijo Michelle- Lo único que nos queda si no nos decidimos…

-¡Va, va! –siguió diciendo Nat-.

Nos preparamos todas poniendo la mano tras la espalda. Michelle ponía los ojos en blanco seguramente pensando: “¿Por qué tengo que hacer esta chorrada?”… Mientras que las demás estábamos… no emocionadas, pero tampoco desilusionadas por tener que usar este método. Y Eric… pues… con cara de estar pensando: “Luego dicen que los vampiros son peligrosos…”

-¡Piedra,…! –empezó a decir Nat-.

-¡…papel,…! –dije yo-.

-¡…tijeras! –gritamos todas a la vez-.

-Pe… pero es que yooo… -empezó a decir Nat cuando vio que tenía tijeras mientras que todas teníamos piedra- ¿Y si lo mato?

-¡Qué más te da! –dijo Michelle cruzándose de brazos. Tras ser fulminada con la mirada de parte de Nat, levantó la ceja- ¿No?

-No me lo perdonaría. –dijo bajito- Quiero decir… ¡si matase a un humano inocente no me lo perdonaría! No tiene que ver este en particular… para nada…

-Sisisisi… claaaaaaro... –dije yo para picarla un poco, pero me gané un puñetazo en el hombro-.

-Bueno, lo vas transformando ya o…? –dijo Michelle mirando por una ventanita de la celda- Va a amanecer en una hora… o menos.

-Vale, pues… allá voy… -dijo Nat acercándose a Eric, que temblaba-.

Le cogió de los hombros, se acercó más a él y le mordió en el cuello. Eric empezó a chillar de dolor, lo cual empezaba a despertar a los demás reclusos.

-¡Rápido! ¡Cógelo y larguémonos! –dijo Michelle ahogando la voz-.

Empezó a sonar una sirena que no nos gustaba nada de nada. Maia y yo abrimos un agujero en el techo de la celda por donde escapar. Subimos dando un salto y ayudando a Nat a llevar a Eric mientras este chillaba sin poder contener el dolor.

Llegamos a casa. Nat colocó a Eric en el sofá para que pudiese descansar mientras durase. Parece que Michelle percibió en “algo” que a Nat le gustaba Eric…

-¿Qué, Nat? ¿Guapo, el humano? –dijo Michelle riéndose mientras se sentaba en la butaca y las demás en los sofás de alrededor. Nat por supuesto, se sentó en el mismo en el que Eric estaba inconsciente-.

-Esto… pues… -empezó a decir Nat- ¡Vale, sí! ¡Me gusta! ¡Y mucho!

Nos echamos todas a reír mientras ella ponía pucheros.

-Sois crueles. –dijo Nat frunciendo el ceño-.

-Lo sabemos. –dijimos las tres riéndonos-.

Pasaron tres días normales. De día, hablar, comentar cosas de nuestro pasado como humanas, probar nuestra fuerza y velocidad y nuestros dones. De noche, visitar cárceles para tomar “el aperitivo”. Y todo esto con Eric tumbado en nuestro sofá. Lo único que diferenciaba estos tres días de los anteriores, es que Nat apenas se separaba del sofá donde estaba Eric.

-Nat, ¿por qué estás ahí pegada todo el día? –dijo Michelle una tarde, cuando no había mejor cosa que hacer-.

-Pues… porque… -empezó a decir ella mientras pensaba en algo- ¡Se puede despertar en cualquier momento! ¿Y si no estamos aquí, qué?

-Ya… lo que digas. –respondió poniendo los ojos en blanco-.

-¡Se está despertando! –gritó Nat-.

Nos acercamos todas y él empezó a abrir los ojos.

-¿Qué… qué ha pasado? –dijo Eric, incorporándose- ¿Dónde estoy?

-¡En una casa árbol! –soltó Michelle haciendo aspavientos con las manos-.

-¿No te acuerdas de nada? –dijo Maia ignorando a Michelle-.

-De algo… -respondió moviendo la cabeza- Estaba en la cárcel porque me acusaban de matar a mi familia, luego aparecisteis vosotras, creo y… ya no me acuerdo de más.

-¿Lo de los vampiros? –dije yo-.

-Sí… eso creo que sí. Y que creíais que a mi familia los mataron unos de ellos.

-Ajá. –dijo Nat- Y te acuerdas de algo como… ¿transformar? O… ¿transformación?

-Ah, sí. Que me queríais transformar en uno de vosotros, ¿no es así?

-Sí. Eso exactamente. –dije yo- Y… ¿te acuerdas de que se llegase a cumplir?

-Me acuerdo de… ¿piedra, papel y tijeras? ¿Puede ser? –dijo riéndose-.

Empezamos todas a reírnos y asentir con la cabeza.

-También me acuerdo de que gritaba alguien… -siguió diciendo Eric-.

-Sí, tú. –dijo Michelle fríamente-.

-¿Por qué gritaba? ¿Qué me ha pasado? –dijo confuso-.

-Pues… te hemos transformado. Ahora eres vampiro. –le respondió Nat-.

-¿Quéeeeeeeeeeeeee? –gritó Eric- ¿Va en serio?

-Totalmente. –dijo asintiendo Maia-.

-Mira. – Michelle se sacó un espejo del bolsillo y se lo dio a Eric para que se viese-.

Lo cogió y se miró. Puso cara extraña.

-Estoy… raro. –dijo moviendo la cabeza- Y los ojos…

-Sí, rojos. –dijo Michelle asintiendo- Como los nuestros.

-Puff… -respondió Eric devolviéndole el espejo a Michelle- Es… extraño pero… mola.

Y se echó a reír mientras se sentaba en el sofá.

-Ah, por cierto… -empezó a decir Michelle mientras sonreía maliciosamente mirando a Nat- A Nat le gustas, ¿vale? Hala, ya lo sabes.

Nat se quedó con la boca abierta mirando a Michelle y diciéndole moviendo los labios: “¡Te odio!”. A lo que ella respondió:

-Yo también te quiero, Naaat –dijo sonriendo-.

-¿De verdad, Nat? –dijo Eric fingiendo estar serio-.

-Pueeeees… -empezó a decir ella- Puede…

-Humm… -contestó él mirando a los lados- Vaya, no pensé que encontrara algo más guay que ser vampiro.

Se rieron. Maia, Michelle y yo pusimos cara de “¿Tendremos que soportar esto toda la eternidad?”

-Ah, por cierto. –desvió la conversación, Eric- Me habíais hablado de dones o algo así… ¿vosotras tenéis alguno?

-Correr más rápido que otros y… aunque suene raro, ocultar mi olor. –respondió Nat riéndose-.

-El mío ya lo sabes, detector de mentiras parlante. –dije mirando mal a Michelle por su comentario del otro día-.

-Saber otros dones. –continuó Maia-.

-¡Y yo no tengo ningún puñetero don! –dijo frunciendo el ceño y cruzando los brazos, Michelle-.

-¿Yo tengo alguno?

-Humm… No sé. –dijo Maia mientras se concentraba-.

Al segundo, paró y nos miró con frustración.

-Es muy pronto. No detecto ningún don aparte de los suyos. –derrepente puso cara extraña y volvió a concentrarse- ¡Esperad, esperad!

Nos quedamos todos perplejos mirándola mientras ella tenía los ojos cerrados y las manos en la cara, concentrada. Los abrió.

-¿Qué ocurre, Maia? –dijo Michelle, empezando a preocuparse-.

-Detecto un nuevo don… -se giró hacia ella- Y viene de ti.

[...]