martes, 27 de abril de 2010

Helado Corazón XIV

Hoooooooooola!! Perdonad por tanto tiempo por actualizar... entre exámenes, trabajos, etc, etc... no tuve tiempo :S Pero hoy sale la "segunda" parte del capítulo anterior, ya que siguen en la cárcel. Pues eso, a leer ^^

Besos//* :D

XIV

“Jail at the midnight…” (2)

Lo de ir a las cárceles empezó a ser una costumbre… ¿saludable? Bueno, mejor que personas que no han hecho nada malo…

Y el “asunto” de Nat y yo fue mejor de lo que esperábamos. Nos controlamos muy bien y pudimos hacerlo contra personas inocentes como campistas que se quedaban a dormir cerca de nuestra casa.

Cada día eran historias diferentes. Y esa cárcel debería ser bastante buena, ya que jamás encontramos a nadie que dijese la verdad sobre que era inocente.

Cuando era humana, jamás pensé que hubiera tantísimos crímenes en el mundo. Muchos más de los que deberían. Esta es una forma aproximada de intentar acabar con ellos. Aunque apenas consigamos nada, esas personas que cometan crímenes, le dará miedo ir a la cárcel por las leyendas que cuenten sobre ella. Gracias a nosotras. No es que me considere una heroína o algo por el estilo, pero me sienta bien ayudar… aunque sea lo mínimo.

-¿Dice la verdad, Ailin? –me preguntaba Maia tras la “confesión” en una de nuestras comidas-.

Me concentré de nuevo, como cada vez que visitábamos la cárcel que ya era nuestro segundo hogar.

-No. Miente. Es cierto que colocó una bomba en aquel pequeño parque de atracciones, matando así a unas veinte personas.

Y de nuevo… saciar nuestra sed para poder sobrevivir.

Sí, casi nunca nos encontramos a nadie que dijese la verdad. Aunque hay una excepción… bastante importante.

Una noche cualquiera. Hora de “alimentarse”. Nos acercamos, como siempre, hasta la cárcel. Todo parecía normal. Bromas dichas a la medianoche. Saltos entre los árboles para dejar atrás el bosque. La luna estaba menguante. No llena, como siempre está en las historias de miedo, sino menguante. Había muchísimas estrellas en el cielo. Que se veían mucho mejor desde las copas de los árboles. Una noche normal. Llegamos y entramos como siempre.

-Bueno… ¿Quién hará de comida hoy? –dijo Michelle riéndose-.

Cuando su risa cesó, empezamos a oír un llanto a lo lejos. Irónico, ¿no? Decidimos acercarnos a ver que ocurría.

Un chico de unos… 16 o 17 años estaba en su celda sentado en la cama, acurrucado y sollozando.

Cuando nos acercamos, levantó la cabeza de golpe para ver quién era.

-¿Quiénes sois? –dijo con todavía lágrimas en los ojos-.

-Que mooonooo… -me susurró al oído Nat mientras se reía, lo que provocó que yo también me riese-.

-Somos… -empezó a decir Michelle mientras soltaba una risilla tras oír lo que había dicho Nat- Bueno, eso no importa.

-¿Por qué llorabas? –dijo Nat, preocupada-.

Michelle decidió entrar en la celda antes de que respondiese. Pareció que Nat se asustó un poco, por si lo iba a matar, pero al final, acabamos entrando todas allí y sentándonos alrededor.

-Es que… -seguía un poco aturdido porque cuatro chicas que no conoce de nada y que tienen los ojos rojos han entrado en su celda doblando los barrotes con las manos- Me acusaron por algo que no hice.

-¿El qué? –dijimos casi las cuatro a la vez, unas más alto y otras más bajo-.

-Matar a mis padres y a mi hermano. –no pudo contenerse y se echó a llorar de nuevo-.

-Cuéntanos. –dijo Nat sonriendo-.

-Veréis… -empezó con la historia cuando se calmó un poco- Tuve una pequeña pelea con mi hermano, pero era una discusión común entre nosotros, nada más, y mis padres se enfadaron y acabamos discutiendo con él delante. Me harté y como era hora de irme porque había quedado con mis amigos, pues eso, me fui. Como siempre, fuimos al parque y eso. A las ocho y media o así, volví a casa. Timbré porque me daba pereza coger las llaves, pero nadie contestó. Así que abrí la puerta y entré. Al igual con la puerta de casa. Grité: “¿Hola? ¿Hay alguien?” Y nadie me contestaba. Me acerqué hasta el salón, donde había discutido con mis padres. Y allí estaban. Tirados en el suelo. No podía creer lo que estaba viendo. Había sangre por todas partes y… también estaba mi hermano, allí, inmóvil. Justo en ese segundo vi la ventana abierta y a alguien cayendo al vacío con mucha rapidez. Luego llegó la policía e interrogó a vecinos que decían que habían oído bastantes gritos sobre las cinco de la tarde, cuando discutíamos. Me acusaron de haberlos matado, era el principal sospechoso. Y no se creyeron mi historia.

¿Un vampiro puede haberlo hecho? Es lo más probable.

-Tu tranquilo, que tenemos aquí un detector de mentiras parlante, ¿verdad, Ailin? –dijo Michelle sonriendo-.

La fulminé con la mirada y analicé las palabras de él mientras me concentraba. Abrí los ojos.

-¿Y bien? –dijo Nat interesada-.

-Dice la verdad. –dije sonriente- Eres el primero que la dice en esta cárcel, la verdad.

-Pero, ¿quiénes sois vosotras? –respondió-.

-Pues mira, somos Michelle…, –empezó a decir-.

-Maia.

-Ailin.

-Y Nat. –finalizó esta, sonriendo-.

-Me llamo Eric. Encantado, supongo.

-Tengo una teoría sobre quién mató a tu familia. –dijo Nat cortando ese “supongo”- Aunque creo que es la misma que están pensando todas. Fueron uno o varios vampiros.

-¿Vampiros? –respondió con los ojos como platos- ¿Lo sois vosotras también?

-¡Ajajá! –dijo Maia sonriente-.

-Nos transformaron a Nat y a mí un día que íbamos paseando y nos dimos cuenta que ya eran las doce. Uno de ellos nos mordió en ese momento. Y nos había dicho que éramos las… “elegidas” o algo así, ¿no? –conté mirando a Nat-.

-Sí, y aún seguimos sin saber por qué. –contestó ella-.

Empezamos a explicarle como iba lo de los vampiros. Los dones, la fuerza, velocidad, la alimentación (le dio mucho asco) y otras cosas por el estilo.

-Vale, creo que lo he pillado. ¿Y ahora que va a pasar? ¿Me mataréis como habéis hecho con los otros? –dijo Eric con toda la normalidad del mundo- Hacedlo si queréis, ya me da todo igual. Estaría mejor bajo tierra que sufriendo de esta manera.

-Nonononono. –se apresuró a decir Nat antes de que acabase- La verdad es que no sé que vamos a hacer.

-La cuestión es que… creo que le hemos contado demasiado. –dije mordiéndome el labio-.

-¿Entonces…? –dijo Nat-.

-Podemos… transformarlo, ¿no? –dijo Michelle restándole importancia-.

-Podríamos pero… -empecé a decir-.

-¿Transformarme? Es decir… ¿ser vampiro?

-Sí, a eso nos referimos. –dijo Maia-.

-Molaría. –respondió Eric riéndose-.

-Vale, pues le transformamos pero… -empezó a decir Nat- ¿Quién lo hace?

-¡Yo ni por asomo! –dijimos las cuatro a la vez-.

Luego fue un barullo de voces entre: “¿Y si lo mato?”, “¡No me puedo controlar!”, “¡Es peligroso!”, “¿Cómo lo hago?”,…

-¡Tengo una idea! –soltó Nat-.

-¿Cuál? –dijimos casi todos a la vez-.

-¡A piedra, papel o tijera!

[...]

5 comentarios:

  1. Jugarse la vida de una persona a piedra,papel o tijera!!!¬¬bueno kitando eso(:P),me gusta:D:D:D
    Siiiiiiigueeeeeee!!Sí,estoy enganchada,vaaleee??
    P.D:Cada día odio más a tus peces...

    ResponderEliminar
  2. jajjaj,por que cada día odias más a sus peces???=)

    k capítulo mas gracioso!!*xD

    jajja
    (que pasará en el próximo capítulo???)

    tú sigue escribiendo
    P.D:no te preocupes x lo de hoy en clase,todos estamos contigo.Besos!!!(L)*

    ResponderEliminar
  3. Tu nueva seguidora soy yo jajaj

    ya he leido todos los capitulos que llevaba sin leer.

    Sigue así

    un besito

    ResponderEliminar
  4. Te parece normal forzar a la gente a poner un comentario Patri>.<?Meha da igual te pongo lo tipico.YAY ME GUSTA^x^!!QUE VA A PASAR EN EL SIGUIENTE CAPITULO =O?

    ResponderEliminar
  5. Geniaaaaallllll yo estaba perdida en el tiempo cn la novela x_x

    Te quierooo! (L)

    ResponderEliminar